“Plétora, la memoriosa” plantea el hipotético encuentro entre Ofelia - que no murióy
Hamlet- que quedó enredado en las intrigas del poder-, treinta años después.
Nuestra versión de Ofelia se llama Plétora, y trabaja en un taller textil que tiene
problemas con la legalidad. Nuestra versión de Hamlet, Nino, tiene influencias en los
ministerios, y por esto, es convocado a ayudar a su antigua novia, Plétora, y a las
catorce paraguayas que trabajan con ella.
Creemos que Ofelia, trascendió en la historia del teatro universal como la mujer víctima,
como la mártir de una trama fatal de pasiones, y nos interesa aquí acompañar a Plétora
a abandonar ese rol. Nos proponemos darle la palabra a ella y acallar a Nino, invirtiendo
los roles, en un encuentro que sucede en el presente. Creemos que Plétora tiene mucho
para decir, pero no desde el resentimiento, si no desde la experiencia de haber vivido
su propia vida. Por eso, ambos personajes se presentan en edades maduras. Plétora
escapó, no se fue a un convento, ni cayó al río, y, para escapar y vivir por sí misma, lo
primero que debió hacer fue conseguir un trabajo. Nino, al contrario, permaneció en
la trama de intrigas estatales, por eso se encuentra vinculado a “el ministerio”.

El encuentro sucede en el ámbito laboral de Plétora: un taller textil clandestino. Nino
ha sido convocado con la esperanza de que pueda subsanar - gracias a sus contactos
en el ministerio- los problemas legales del taller y las trabajadoras paraguayas.
En “Plétora, la memoriosa”, trabajamos con la intención de crear una obra en la que
el texto, la escenografía y las acciones de la actriz y el actor, funcionen como engranajes
de un dispositivo teatral, sistematizado de manera que permita su repetición, y a la
vez, deje abiertos espacios para la improvisación. Sobre la base de un texto escrito
previamente y una escenografía que condiciona la acción teatral, los actores abordarán
un método de actuación no representativo; las distintas situaciones serán transitadas
atendiendo a los estímulos internos y externos que cada nueva función genere.
Identificamos este modo de actuar como “presencia escénica” antes que como “representación”.
La presencia aquí y ahora es la que determina el tono que las diversas situaciones,
pautadas previamente, adquirirán cada vez.