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EXTRAÑO TU PERFUME

MANIFIESTO RARO
DE TEATRO DEL BARDO

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EXTRAÑO TU PERFUME es un espectáculo unipersonal inspirado en textos no dramáticos de la literatura queer - trans contemporánea y en la biografía del actor, ficcionalizando ambas fuentes de textualidad a través de la hibridación de los lenguajes verbales y no verbales, en una fragmentación, montaje y desmontaje que emula el transcurrir de la vida de una persona, intentando desandar en escena, un concepto socialmente habilitado: la identidad de género.

 

FICHA TÉCNICA:     

Dramaturgia: Valeria Folini y Sebastián Boscarol

Actúa: Sebastián Boscarol

Diseño y puesta de luces: Tovio Velozo

Diseño de vestuario

y objetos escénicos: Reina Heels

Objetos Escenográficos: Edgardo Lara Asesoramiento musical: Andrés Main

Audiovisuales: Walter Arosteguy

Fotos: Juan Martín Casalla

Diseño Gráfico: Natalia Hallam

Dirección: Valeria Folini

Producción: Teatro del Bardo

 

RESEÑA Por KEVIN JONES. Poeta Entrerriano.

 

El titulo remite a un fragmento que, por su intermedio, se vuelve el corazón de la obra. En cuatro patas (la pose de la penetración y el animal), olfatea las prendas de las que se despojó hasta ahora en busca de su olor. Olor a él, que solo haya en el vaquero, la más netamente masculina de las ropas vestidas y desvestidas hasta aquí. El vaquero que hace de frontera en el relato, encuadrando su propia dispersión, se haya, como una pista, en el comienzo, corazón y final de "Extraño tu perfume". Oler la prenda quitada, la prenda rechazada, para encontrar en ella las promesas de un amor ido traza un posible trayecto para la fábula. Un trayecto marcado por una ambigüedad (un bucle extraño) por la cual la homosexualidad y sus transiciones migran del cuerpo masculino para feminizarse y volver a ese cuerpo, ya no propio sino ajeno. Así entre amado y amante se teje una solidaridad, una intimidad, que posee, indudablemente, otras connotaciones. Sin embargo, en la escena del perfume hay más. Su sutileza habla de la homosexualidad como poética escasa, como relato del sí que se ve obligado a construirse con pocos elementos a su alrededor. El perfume, que no es cuerpo sino rastro, permanece invisible a las posibles inquisiciones. Su testimonio es solo observable (recordable) para quien amó, haciéndolo capaz de escapar a la censura de ese mismo amor. Tal vez por eso la escena del perfume se repite en fábulas homosexuales de distinto tipo, señalando un límite y comienzo, una frágil memoria de lo que no puede ser archivado. 

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